El control de las malas hierbas puede ser preventivo, cultural, mecánico, biológico o químico.
La prevención mantiene las semillas de malas hierbas fuera del campo, ya que no las arrastra ni permite que maduren y se conviertan en semillas.
La gestión cultural de las malas hierbas utiliza el cultivo del cacahuete para suprimir las malas hierbas superándolas en competencia o mediante la rotación de cultivos.
El control mecánico de las malas hierbas incluye el laboreo para preparar el terreno antes de la plantación, así como el arranque manual o con azada, que debe hacerse pronto, cuando las malas hierbas son pequeñas y fáciles de eliminar.
El control biológico de las malas hierbas utiliza un insecto o un animal que se come las malas hierbas pero no el cultivo.
El control químico implica el uso de herbicidas. Los agricultores pueden aplicar herbicidas para controlar las malas hierbas en distintas fases del crecimiento del cacahuete. Herbicidas pre-emergentes aplicados al suelo después de plantar las semillas de cacahuete pero antes de que la planta emerja. Los herbicidas postemergentes se aplican por encima de las malas hierbas.