Las mejores semillas proceden de plantas que han crecido en un buen suelo, con buenos niveles de nutrientes, especialmente calcio, las mejores prácticas de gestión para controlar las malas hierbas, las plagas y las enfermedades, y cosechadas en el punto óptimo de madurez.
Las semillas seleccionadas para la siembra deben ser de buena calidad, sin rajas, nueces encogidas ni daños causados por insectos, y con la piel todavía puesta.
Los agricultores pueden guardar las semillas durante un máximo de tres ciclos, pero deben mantenerlas en la cáscara hasta que estén listas para plantar y almacenarlas en un lugar fresco y seco.
Las variedades mejoradas pueden ofrecer un mayor potencial de rendimiento, resistencia a las enfermedades y tipos de mercado preferidos. Semilla de estos pueden estar disponibles a través de:
- Fuentes gubernamentales, como los programas nacionales de investigación agrícola;
- Instituciones internacionales y sin ánimo de lucro, como los centros del GCIAI, fundaciones y ONG;
- Comerciantes certificados, empresas de semillas del sector privado u otras fuentes fiables.
- Muchos países y regiones tienen políticas de semillas que regulan su producción y establecen criterios de pureza y porcentaje de germinación. Los productores de semillas certificadas que cumplen estas normas pueden encontrarse poniéndose en contacto con la unidad de servicios de semillas del gobierno nacional.